La zona de Coiba es considerada uno de los últimos refugios para el cocodrilo americano en Panamá.
En giras organizadas se menciona que los cocodrilos allí son observados en ambientes marinos y salinos, lo que muestra su capacidad de moverse entre manglares, estuarios e incluso zonas con influjo marino.
Coiba ofrece un hábitat relativamente protegido, con menor presión humana directa comparada con otras zonas costeras, lo que favorece la persistencia de poblaciones.
Al pertenecer a un parque nacional, las regulaciones ambientales apuntan a conservar el ecosistema, lo que beneficia también a las especies de reptiles como cocodrilos.
En el contexto del turismo ecológico, la observación de cocodrilos puede formar parte de giras de naturaleza, siempre con medidas de seguridad, vigilancia y respeto al animal.
